OCURRENCIAS PSICOTRÓPICAS DEL PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ANATOMÍAS DE TONELAJE

viernes, noviembre 10, 2006

EL CUENTO DEL NIÑO DE LOS DIENTES DE CHAPA




Érase una vez un niño pequeñito muy diferente a los demás críos -en lo tocante a la alimentación-: no le gustaban las papillas, ni los purés, ni la sopa...

A este niño le encantaba masticar la comida, cuanto más sólida mejor.

En Navidad, por ejemplo, era más partidario del turrón duro o de Alicante y del Guirlache, que del turrón blando y los mazapanes. Y se comía las nueces con cáscara, porque decía que ya sabía lo que había dentro (igual que los fats con los plátanos).

Pero, al comer nutrientes tan duros, castigó de tal modo su dentadura que hubo que implantarle una nueva. El niño en la consulta del dentista, al ver los modelos disponibles, se decantó por la dentadura de chapa.

El niño era feliz con su reluciente y metálica dentadura: la chapa era especialmente dura; y así, podía comer lo que antaño tanto anhelaba: el granito de las aceras, los adoquines, los ladrillos, los monumentos a Franco...

Tan es así, que el alcalde de su pueblo lo desterró a la Muralla China. Gran error: el niño de los dientes de chapa empezó a zamparse la muralla, piedra a piedra, con el consiguiente cabreo de los chinos, que lo reenviaron a Estados Unidos. Allí se masticó entero el Gran Cañón.

Al final, por culpa de esa vida depravada del niño y su empeño en comer toda clase de escombros, encontró su muerte tras comerse un asilo afectado de aluminosis, con ancianitos y todo.
Pero se rumorea que en el cementerio donde lo enterraron hay un gran número de lápidas mordisqueadas...

1 Comments:

Blogger Unknown said...

Pues es una pena tan trágico final, se hubiera hecho de oro acelerando la demolición del Windsor ;-)

11:08 a. m.

 

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